El Castillo de Gigonza

Experiencias

El Castillo de Gigonza

San José del Valle

 

El origen de este castillo es musulmán y su historia bélica está muy ligada al periodo de reconquista y a la figura de Enrique II, ya que en 1371 los castellanos obtuvieron una victoria sobre los musulmanes en sus inmediaciones y de este castillo tomó el nombre la batalla. 

 

Este conjunto constructivo, declarado Bien de Interés Cultural, ha sufrido un fuerte proceso de transformación y readaptación a sucesivos usos. La Gigonza "Gisgonza, o Baños de Gigonza”, según se denomina también habitualmente, corresponde a un asentamiento de notable importancia histórica que ha proporcionado cuantiosos hallazgos arqueológicos. El enclave, favorecido por sus manantiales y por su estratégica posición eminente sobre la campiña al pie de la sierra del Valle, en la transición hacia los macizos montañosos del interior de la provincia, se relaciona con la población romana de Saguntia, en la vía de comunicación que enlazaba el valle del Guadalquivir con la costa atlántica por Asido "Medina Sidonia". 

 

Está certificada la continuidad de su poblamiento en la Edad Media, cuando adquiere relevancia como fortaleza fronteriza. Siguiendo a Pérez Cebada, en época musulmana se apunta la existencia de un molino aceitero movido por energía hidráulica en la Gigonza, lugar que ostenta la categoría de "castillo", con un poblado anejo. Su conquista se produce en la segunda mitad del siglo XIII, convirtiéndose durante un tiempo en la posesión más avanzada de los cristianos, perteneciente a Arcos y luego, desde 1333, a Jerez, como parte del "término" de Tempul. Según el Repartimiento de Arcos, Pedro Martínez de Fe recibió la concesión de un importante donadío "consistente en casas, molino, aceña, huerta en la alcaría de Gigonza". En sus inmediaciones se dio en el siglo XIV una famosa escaramuza fronteriza entre castellanos, africanos y granadinos: "Llamóse ésta la de Gigonza por ser allí tan señalada batalla". 

 

Las edificaciones se organizan mediante una sucesión de patios escalonados, comunicados entre sí por estrechos pasajes, en torno a los cuales se van disponiendo las dependencias de habitación y labor. El primero de los patios corresponde a la edificación medieval, el resto se construyen en el momento del balneario. El primer patio es el del señorío, con la vivienda principal, las antiguas dependencias de invitados y la escuela. En el patio intermedio se sitúan las cuadras, y junto a ellas la talabartería y herrería. El último patio o de arriba, en cota más elevada, era el de la posada, que hoy se dedica a almacenes. Los patios de la posada y señorío contaron con galerías perimetrales, hoy parcialmente derruidas o tapiadas, con pilares de fundición, viguería de madera y ladrillo por tabla o adintelada con soportes de ladrillos y vigas de madera.

 

La torre militar es el elemento arquitectónicamente más interesante. Cuadrada, con dos plantas y paseo de ronda almenado en cubierta, se construye, al igual que el resto del castillo, con gruesos muros de mampostería de cantos irregulares y sillarejos, con refuerzos de sillares en las esquinas y en los huecos abocinados. La planta alta se cubre mediante una superficie abovedada de planta circular trasdosada que se conserva en buen estado. La portada de acceso al castillo está construida con sillares bien labrados, al igual que los refuerzos de la torre. Sobre el arco de entrada pervive el escudo nobiliario de la familia propietaria, tallado en la misma piedra.

 

 

Conviene destacar por su singularidad y tamaño el antiguo palomar existente en el patio de acceso, constituido por un cajón de muros de fábrica en el que se insertan transversalmente otros muros, convenientemente taladrados para cobijar a las palomas.

 

En el exterior de la fortaleza han proliferado otras dependencias para acoger funciones estrictamente agrícolas: casa de máquinas, gañanía, estancia y zahurda, extendiéndose por las inmediaciones corrales y cercados para ganado bovino.

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