Entre finales del siglo XVI y bien avanzado el siglo XX el castillo y su entorno sirvieron de cantera para extraer piedras que se utilizaron en nuevas construcciones de la ciudad, como la iglesia Mayor de Santa María la Coronada y el Ayuntamiento, dejando a la fortaleza en las ruinas que han llegado hasta nosotros.
En el siglo XIX el castillo se convierte en cuartel general de las tropas francesas durante el asedio de Cádiz y San Fernando. En el periodo de ocupación francés, entre 1810 y 1812, se volvieron a levantar las murallas y se construyeron dependencias en su interior, como barracones para la tropa, cuadras, cocinas, etc.